Parece que la única Neuronita sobreviviente está bloqueada y no logra hilvanar idea alguna para expresarse en esta hoja virtual.
Estoy escuchando por enésima vez la lectura del artículo de estudio de La Atalaya para este fin de semana, es uno de esos artículos para tenerlos a mano y releerlos cada vez que la angustia abrume y necesitemos apoyarnos y sentirnos rodeados por los brazos eternos de Jehová...¡cuánto consuelo y compresión juntos! (Confiemos en Jehová, "el Dios de todo consuelo",w11 15/10)
Por aquí ha pasado mucha agua debajo del puente, han pasado varias cositas que se hacen largas de contar y no quiero abrumar. Entre ellas, la lucha cotidiana con la salud: la hipertensión que mejora un día y empeora otro, y este sentirse “sin energía vital” que hace que hasta la más elemental tarea sea agotadora (comer, hablar, sentarse y caminar un poquito dentro de casa).
Hubo un incidente que normalmente no reviste mayores problemas: sacar una muela. ¡Pero fue un movimiento tremendo! El primer día que fuimos para la extracción, la doctora que me atendió dijo que tenía que llevar una autorización por escrito para que la sacara. Le dije que sé que soy un paciente de alto riesgo...y ella interrumpió y dijo:
- “No, usted no es de alto riesgo....¡usted es de re-contra alto riesgo!”
Lo dijo en tono muy serio y preocupada. Nos mandó a hablar con el médico auditor de la obra social para que él consiga una autorización de mi Neuróloga. Él se fue a hablar con la odontóloga. Luego salió e hizo una nota para que lleve a mi doctora para que autorice por escrito qué anestesia y qué antibióticos podía usar.
Sucede que en la Miastenia Gravis están contraindicados muchos medicamentos que pueden poner en peligro la vida al comprometer la respiración. Así es que Waldo tuvo que andar bastante para conseguir esa autorización, y cuando fuimos a la semana siguiente para sacar la dichosa muela (que, a la sazón, dolía mucho), tuvimos que ir con el respirador listo para cualquier emergencia. Es un lío. Imprimí un protocolo de manejo de pacientes con Miastenia Gravis en Odontología y se lo dí a la doctora, quien lo leyó detenidamente antes de la cirugía.
Gracias a Jehová no hubo complicaciones y fue todo muy rápido. Cuando salí del consultorio no podía creer que ya había pasado todo. Fue un tiempo de mucha preocupación para la familia. Ya pasó.
Eso también contribuyó a que me cueste mucho siquiera escribir un mensaje en el Blog. Pero no me quejo, estoy una maravilla en comparación con el año pasado...espero que dure...
El viernes temprano en la mañana Damita me acompañó al Hospital a control con la Neuróloga (por el tema de las distrofias musculares). Estaba muy contenta de ver mi mejoría general, pero con claridad y cariño, me dijo que no puedo viajar, que es muy riesgoso para mí, ya parece que ni a Tafí del Valle podré subir.
Fue triste ver que finalmente no podré viajar con la familia a Cochabamba, Bolivia. Días atrás le dije a Waldo, con un nudo en la garganta: “Me perdí Chile 2009. No quiero perderme Bolivia 2012”, en alusión a viajar juntos. A Chile fue perderme la Asamblea Internacional y abrazar a muchos amigos queridos, y ahora el poder viajar con la familia a ver a los papis allá, y a toda esa maravilla de paisajes que tienen y la calidez y cortesía de su gente...una vez más hay que aceptar los límites impuestos por la imperfección, y aunque uno sabe que esos consejos son por el bien propio y por el de la familia...pero no deja de ser un trago amargo, difícil de digerir...
Buscando información sobre las expectativas realistas, encontré este párrafo muy animador. Si bien el artículo está dirigido a lo que podemos hacer en el ministerio, el consejo sin duda aplica a otras situaciones en la vida:
“Imaginemos un barco de vela que surca las aguas a toda velocidad impulsado por el viento. De pronto, se desata una violenta tormenta, y el capitán se ve obligado a bajar las velas. Aunque él no puede controlar la tormenta, sí puede conservar el control de la nave adaptándose a las exigencias del mal tiempo. De igual manera, hay ocasiones en las que nosotros no podemos controlar las “tormentas” a las que nos enfrentamos. Con todo, podemos conservar cierto grado de control sobre nuestra vida si nos adaptamos a las circunstancias y cambiamos la manera de usar nuestros recursos físicos, mentales y emocionales. Haciendo esto, podremos conservar la alegría y la satisfacción que sentimos al servir a Dios (Pro. 11:2).”
*** w08 15/7 pág. 31 Las expectativas realistas contribuyen a nuestra felicidad ***
*** w08 15/7 pág. 31 Las expectativas realistas contribuyen a nuestra felicidad ***
Sí, sigue costando equilibrar lo que deseamos hacer con lo que realmente podemos hacer, en todo ámbito. Mejor verlo como un ejercicio para desarrollar y pulir la modestia.
Escribir cuando se está preocupado o triste, tiene un efecto similar a conversar con un buen amigo que escuche. Como suele ocurrir, a veces lo que necesitamos es simplemente hablar para descomprimir el corazón y acomodar las ideas en el proceso. Debe ser por eso que me hace bien escribirles...es como dejar:
Ecos de latidos...
Vine con el corazón cansado
a sentarme a tu lado
y hablarte de esas pequeñas cosas
que a veces le fruncen el ceño a la vida.
a sentarme a tu lado
y hablarte de esas pequeñas cosas
que a veces le fruncen el ceño a la vida.
Claro, también están las otras
que parecen no tener salida...
de esas se encarga el Padre
que conoce cada íntimo detalle...
cada espina profunda
en cuerpo y mente incrustada,
aguijones invisibles que taladran el alma...
que parecen no tener salida...
de esas se encarga el Padre
que conoce cada íntimo detalle...
cada espina profunda
en cuerpo y mente incrustada,
aguijones invisibles que taladran el alma...
Pero Él todo lo sabe...
“a los quebrantados de corazón,
Él los está sanando
y sus partes doloridas está vendando.”
(Salmo 147:3)
“a los quebrantados de corazón,
Él los está sanando
y sus partes doloridas está vendando.”
(Salmo 147:3)
Se hace ligera la carga cuando es compartida.
Ya lo dijo el Maestro: él nos refresca
al llevar con nosotros el yugo.
(Mateo 11:29,30)
Ya lo dijo el Maestro: él nos refresca
al llevar con nosotros el yugo.
(Mateo 11:29,30)
Y estás tú...allí del otro lado...
escuchando los ecos de mi latido...
van hacia ti, de canción vestidos...
quedó aliviado el corazón
al contarte lo sentido.
Gracias por brindarme tu hombro,
es como si estuvieras aquí, conmigo..
escuchando los ecos de mi latido...
van hacia ti, de canción vestidos...
quedó aliviado el corazón
al contarte lo sentido.
Gracias por brindarme tu hombro,
es como si estuvieras aquí, conmigo..
Dáleth
18-12-11